Encontrará preguntas y problemas frecuentes al momento de enseñar.
Descubrirá una breve descripción o ejemplo de la situación.
Hallará una solución o recomendación.
Antes de diseñar cualquier actividad para mi curso, me sumerjo en un proceso reflexivo. Recuerdo una ocasión en la que planificaba una actividad de debate en mi clase de ética. Quería asegurarme de que la actividad fuera efectiva y relevante para mis estudiantes.
Pasos previos al diseño de una actividad:
Definir objetivos claros: Antes de empezar, identifico los objetivos de aprendizaje específicos que quiero lograr con la actividad. Esto me ayuda a enfocarme en lo que quiero que los estudiantes alcancen.
Conocer a mi audiencia: Tomo en cuenta las características de mis estudiantes, como su nivel de conocimiento, intereses y estilos de aprendizaje. Adaptar la actividad a sus necesidades mejora la receptividad y el compromiso.
Seleccionar el enfoque pedagógico: Elijo el enfoque más adecuado para la actividad. Puede ser resolución de problemas, aprendizaje basado en proyectos, discusión en grupo, entre otros.
Crear una estructura clara: Diseño la actividad con una estructura organizada. Esto incluye el inicio, desarrollo y cierre, así como las instrucciones detalladas para los estudiantes.
Seleccionar recursos y materiales: Identifico los recursos y materiales necesarios para llevar a cabo la actividad. Esto puede incluir lecturas, multimedia, herramientas en línea, entre otros.
Considerar la evaluación: Planifico cómo evaluaré el desempeño de los estudiantes en la actividad. Defino criterios de evaluación y cómo proporcionaré retroalimentación.
Antes de diseñar cualquier actividad, es crucial seguir un proceso reflexivo que incluye definir objetivos, conocer a la audiencia, elegir el enfoque, crear una estructura clara, seleccionar recursos y materiales, y considerar la evaluación. Esta planificación reflexiva contribuye a actividades exitosas y alineadas con los objetivos educativos
¿Sabías que conocer las emociones es fundamental para fortalecer las habilidades de comunicación? Todas las emociones son valiosas y se pueden trabajar a nuestro favor cuando se trata de comunicarse en público.
Estas son algunos datos claves y recomendaciones útiles para gestionar de una manera más adecuada las emociones:
Usemos como ejemplo el miedo. El miedo nos permite identificar una amenaza y defendernos, o huir si es necesario. Es instintivo, y en una situación de riesgo es muy útil para para actuar y protegernos. Sin embargo, aunque no todos los días ni en todo momento estamos expuestos a amenazas, el miedo nos ha mantenido vivos como especie, y es muy común que socialmente lo experimentemos de diversas formas. Sin importar la situación, la persona o el contexto, en nuestra mente, la forma de procesar el miedo cognitivamente es igual a la que sucede si estuviéramos, por ejemplo, frente a un león.
El miedo, la rabia o la tristeza son emociones vitales. Ahora bien, ¿con qué herramientas contamos para orientarlas? Una de las respuestas es: la interpretación de nuestras propias emociones. Para eso, primero hay que identificarlas y ponerles nombre. De esta manera es posible darles sentido y comprenderlas.
Cuando la mente alberga una emoción fuerte y negativa, en el cerebro se activa la misma zona del dolor físico. Cuánto más constante sea esta experiencia, más rechazo se puede sentir ante determinadas situaciones, porque el cerebro quiere protegernos y huir para evitar el dolor o el daño. Esto no es malo, es tan solo un mecanismo de defensa de los seres humanos.
Lo más importante al experimentar una emoción sea negativa, o positiva, es lo que se haga con ella.
¿Para qué sirve escribir las emociones?
El anterior recurso se basa en el texto original escrito por Jaime Andrés Gutiérrez Herrera, jefe de la Unidad de Gestión Curricular de Unibagué¿Cómo mejorar el miedo y las emociones para comunicarse en público?
Antes | Durante | Después | |
¿Qué sientes antes, durante, y después de la situación? | Angustia | Afán | Desilusión |
¿Dónde y cómo lo sientes? | Frío en las manos | Agitación | Sensación de vacío la panza |
¿Qué te hace pensar de ti? | Que soy malo o irresponsable | Que nunca podré cambiar | Que soy un fracaso |
Antes | Durante | Después | |
¿Qué soy y que siento en esas situaciones? | Siento que quiero hacerlo bien Siento motivación | Soy creativo | Satisfacción |
Emociones desde el miedo | Emociones desde el bienestar |
Frustración | Satisfacción |
Fracaso | Felicidad por el logro |
Rabia | Calma |
Desconfianza en mi | Confianza |
Baja autoestima | Cariño por mi personalidad |
Pena | Diversión |
Vergüenza | Reconocimiento propio |
En una clase de estadística, Javier se encuentra frente a un conjunto de datos que debe analizar. Aunque la tarea implicaría más que simplemente realizar cálculos, Javier adopta una postura pasiva ante estos. No examina críticamente la validez de la metodología utilizada para recopilar los datos ni considera la posibilidad de sesgo en la muestra. Su enfoque se centra únicamente en producir resultados numéricos, sin detenerse a reflexionar sobre el contexto más amplio; por lo tanto, no busca comprender la historia detrás de los datos.
En consecuencia de lo expuesto, Javier pierde la oportunidad de extraer conclusiones más significativas y desarrollar una comprensión más profunda de la estadística. El pensamiento crítico en este contexto implica no sólo realizar cálculos precisos, sino también evaluar de manera activa la calidad y la relevancia de los datos para obtener conclusiones más informadas.
Alternativas de solución
En el caso anterior, la tarea asignada por el profesor juega un papel significativo en la forma en que los estudiantes abordan y ponen en juego sus habilidades de pensamiento crítico. Si la tarea demanda principalmente, la realización de cálculos numéricos sin proporcionar contexto, preguntas reflexivas o la oportunidad de analizar críticamente la información es probable que los estudiantes, como Javier, se centren únicamente en el seguimiento de algoritmos.
Para Bezanilla y colaboradores (2018) El pensamiento crítico se trata de un pensamiento orientado a la comprensión y resolución de problemas, a la evaluación de alternativas y a la toma de decisiones; de acuerdo con esta definición, algunas recomendaciones para quienes que se enfrenten a una situación similar a la anterior se presentan a continuación:
Formula preguntas desafiantes: Formula preguntas abiertas y desafiantes que requieran análisis y reflexión. Anima a los estudiantes a justificar sus respuestas y a considerar diferentes perspectivas. Este tipo de preguntas favorecen el pensamiento crítico e interpretativo, y potencian la aplicación de los conocimientos para el desarrollo de las competencias. (Hamui-Sutton, Varela-Ruiz, Ortiz-Montalvo y Torruco-García (2015).
Fomenta el debate: Organiza debates en clase sobre temas relevantes. Esto no solo permite a los estudiantes expresar sus opiniones, sino que también les anima a considerar y responder a los argumentos de los demás. De acuerdo con Betancourt, Tabares y Martínez (2020) el debate crítico favorece la interconexión de posturas opuestas, mediante procesos de reflexión, indagación, defensa y juicio razonado. Por esa razón, es preciso reconocer cómo la estrategia de debate crítico contribuye al desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes universitarios.
Asigna proyectos de investigación: Asigna proyectos que requieran investigación y análisis crítico. Pueden investigar un tema específico, evaluar la calidad de las fuentes, los datos y presentar sus hallazgos de manera argumentativa. Por ejemplo, en el caso expuesto, el conjunto de datos a analizar se puede enmarcar en un proyecto de investigación que le dé sentido. puede proporcionar el contexto necesario para comprender la importancia de los datos y cómo se relacionan con preguntas de investigación más amplias. Esto ayudará a los estudiantes, incluido Javier, a ver la relevancia de sus análisis dentro del marco general del proyecto.
Promueve el fortalecimiento de la creatividad: para examinar y generar información con objetivo de producir nuevas ideas, conectarlas con otras y proponer soluciones a los problemas o dificultades que surjan (Jiménez, 2020). Por ejemplo, puedes hacer Brainstorming y Mind Mapping en las que los estudiantes tengan la posibilidad de explorar ideas y conexiones entre conceptos.
El desarrollo del pensamiento crítico es un proceso gradual y que puede requerir tiempo. Es importante proporcionar a los estudiantes oportunidades de forma continua para desarrollarlo o fortalecerlo. Además, estar abierto al feedback y ajustar tus enfoques según las necesidades y respuestas de los estudiantes es esencial.
La siguiente historia narra una situación que le puede resultar familiar y que tal vez haya experimentado en algún momento con sus estudiantes, de ser así, lo invitamos a explorar la solución propuesta al final.
Durante dos años, tuve a cargo varios cursos que incluían componentes de escritura y esperaba que los estudiantes aprendieran a planear y construir diferentes tipos de textos. Así, iniciaban con un resumen, luego una reseña, hasta la elaboración de un ensayo argumentativo; este era su producto final.
Cada texto era retroalimentado junto con su nota respectiva. El propósito de la evaluación era que los estudiantes, versión a versión, lograrán escribir mejor y que apropiaran las herramientas para comunicar efectivamente sus ideas. Así, busqué señalar todos los problemas típicos de la escritura académica y promoví la idea de que un producto escrito siempre puede mejorar.
Sin embargo, los estudiantes reaccionaron mal a la retroalimentación y empezaron a perder el interés; incluso, parecían dejar de esforzarse en mejorar. Además, recibí quejas y reclamos rechazando completamente la retroalimentación. Parecía que mis comentarios, en lugar de retarlos, los desmotivaban.
Y aunque considero que siempre fui cuidadoso en la retroalimentación y amplié con detalle cada observación, no sentí que logré generar un mejor desempeño. A veces, creía que no valía la pena invertir tanto tiempo en mis comentarios y que daría lo mismo se solo enviaba la calificación.
Evaluación formativa
Ante dicho escenario, una solución se encuentra en la evaluación formativa, la cual es útil cuando comunicamos información al estudiante que le permite saber qué mejorar y cómo, con respecto a los objetivos de aprendizaje. Cuando esta información es recibida de manera oportuna, los estudiantes tienen la posibilidad de incorporarla en su proceso y perfeccionar nuevas versiones. A continuación, encontrará una herramienta que aumentará la probabilidad de que los estudiantes utilicen la retroalimentación para aprender.
Clic aquí para ver algunas recomendaciones para brindar una retroalimentación adecuada.
Permíteme compartir una experiencia que muchos educadores pueden relacionar. Durante dos años, tuve la responsabilidad de enseñar cursos con componentes de escritura. Mi objetivo era que los estudiantes aprendieran a planificar y construir diversos tipos de textos, desde resúmenes hasta ensayos argumentativos.
A pesar de proporcionar retroalimentación detallada junto con las calificaciones, noté que los estudiantes reaccionaban negativamente y parecían perder el interés en mejorar sus habilidades de escritura.
Decidí recurrir a la Evaluación Formativa, una estrategia que se basa en comunicar a los estudiantes cómo mejorar y ajustar su trabajo en relación con los objetivos de aprendizaje. La retroalimentación oportuna y constructiva se convierte en un catalizador para su mejora continua.
Estrategias para retroalimentar efectivamente:
Redefinición de la retroalimentación: Cambié mi enfoque. En lugar de señalar solo los errores, resalté los aspectos fuertes de los trabajos de los estudiantes. Esto ayudó a crear un ambiente positivo y receptivo.
Retroalimentación específica: En lugar de comentarios genéricos, me centré en proporcionar retroalimentación específica y orientada a los objetivos de aprendizaje. Esto ayudó a los estudiantes a entender cómo aplicar las sugerencias.
Formato variado: Utilicé diversos formatos de retroalimentación, como grabaciones de voz, comentarios escritos y reuniones uno a uno, para adaptarme a las preferencias de los estudiantes.
Evaluación formativa continua: Introduje evaluaciones formativas a lo largo del proceso, permitiendo a los estudiantes ajustar su trabajo antes de la entrega final.
Involucramiento del estudiante: Fomenté la autoevaluación y la reflexión, alentando a los estudiantes a identificar sus propias áreas de mejora.
Refuerzo positivo: Celebré los progresos de los estudiantes y reconocí sus esfuerzos, creando un sentido de logro y motivación.
Implementar la Evaluación Formativa cambió la dinámica. Los estudiantes comenzaron a utilizar la retroalimentación como una guía para mejorar sus trabajos y desarrollar habilidades de escritura. Su actitud cambió de desmotivación a un enfoque proactivo en su aprendizaje.